El
sábado 24 de mayo mientras unos iban a Portugal a ver la final de la Champions, un grupo nutrido de valientes fueron a una cruzada personal hacia
Madrid concretamente a la WARNER.
El
día amaneció nublado y con ganas de llover, pero todos estaban rebosantes de
alegría, expectación y... un poco de miedo. Pero lo tenían todo atado
y bien atado, y al final se encontraron con muy poca gente en las atracciones y con mucho sol en el cielo.
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